27 de noviembre de 2010

Mind Blank

Quizás el tiempo pase rápido. Pero en nuestras mentes, el tiempo es en vano. Nuestra mente se congela, se convierte en un glaciar helado, sólido, sin movimiento... Que sólo queremos apreciar, y sentir su fría brisa de las montañas. Ver cómo se mantiene blanco en la inmensidad. Apreciarlo. Aunque sea tan solo algo monótono. Pero llega un momento, que éste gigante, se derrite. Nuestra mente no resiste tal peso de tantas cosas juntas. Un solo glaciar. Sólo eso. Queremos dejarlo de lado. Helado. Sigue helado. Queremos que se derrita. Mente maldita. Yo creo que si tan solo, giramos nuestra cabeza, y miramos hacia los pinos, y las flores, encontramos miles de cosas por hacer. Tenemos cosas más variadas. Donde quizás encontremos otro entretenimiento, u otra distracción. Es tan fácil decirlo... Pero es tan difícil hacerlo... Sólo con un poco de imaginación, y ver algo que no tiene que ver con el inmenso blanco, nos ayude a cambiar de vista. Nos ayude a reflexionar sobre las cosas. Y nos ayude a entender el porqué... Del "¿Porqué somos así?".